Acabo de llegar de la playita!..que buena estaba el agua!...siempre lo pienso: que SUERTE tener el mar tan cerca, y poder disfrutarlo.
El placer comienza incluso antes de notar el frescor del agua, cuando los pies avanzan por la arena y sientes por primera vez la humedad cosquilleante. Algo empieza a quedarse atrás en ese instante en el que te sumerges en el infinito mar...tu mirada se pierde mirando al fondo...los sentidos se dilatan al adentrarte en el agua... el mar tarda en cubrir tu cuerpo...sentirte sumergida en el agua salada es sentirte libre...
El batir de las olas, la luz que desprende, los rayos del sol, me devuleven recuerdos de mi niñez compartida con mis padres, haciendo castillos de arena, chapoteando en el agua, jugando a ser una sirena, enterrandome en la arena caliente...
Ahí entrando en el amr, estaba relajada, todo pensamiento negativo se esfuma...me fundo en el mar, y me derrumbo ante su vaivén...quizás la vida sea un poco como al brisa marina alborotadora: solo hay que respirarla, sentirla.
Flotando en el agua, como un pez, a la deriva, entregandome alfluir del mar, siento que no tengo que luchar...a lo lejos veo a mi hijo jugando con su padre...él también disfruta del mar, le gusta sentir el agua, sentir la arena en sus pies, a la orilla, y saborear la sal que desprende.
Cuanta paz da una vista al mar, que lujazo y que rica me siento por poder contemplarlo todos los días...
Qué fácil dejarse llevar, y que dificil a vecex entrar y salir de ahí: lanzarse al agua, saber retirarse...
Hay una cita que quiero cOmaprtir que he leido hoy y me parece preciosa:
" No sé que le parecerá al mundo. Yo lo he sentido como un niño que juega en la playa. A veces he encotnrado una piedra o una concha más bonita que el resto, mientras el gran océano de la verdad permanecerá sin descubrir delante de mí".
SED FELICES
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